INTRODUCCIÓN
En 1902 Still describió a niños «problemáticos» en los que aparecían conductas impulsivas y agresivas asociadas a la falta de atención, atribuyendo dichas con- ductas a defectos del control moral. Hohman (1922), Khan y Cohen (1934) al hallar dichos síntomas en niños que habían padecido lesiones o infecciones cerebrales, hablaron del síndrome de lesión cerebral humana. En 1962, Clements y Peters describieron la disfunción cerebral mínima caracterizada por hiperactividad, déficit de atención, bajo control de impulsos, agresividad, fracaso escolar y labili- dad emocional. La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en el DSM-II (1968) introduce el término Reacción hiperkinética de la infancia, haciendo especial hin- capié en la hiperactividad como síntoma ajeno a lesiones cerebrales. En 1970 Douglas señaló que la dificultad de mantener la atención y la impulsividad, asocia- das a una deficiente autorregulación, era la clave de estos trastornos. Basándose en sus afirmaciones la APA introduce en 1980 (DSM-III) el término déficit de aten- ción con y sin hiperactividad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone en 1992 el término Trastorno hipercinético (CIE-10). En el DSM-IV (1994) se intro- ducen tres subtipos, que se mantienen en la revisión del 2000.
El TDAH se conceptualiza como un trastorno del desarrollo de las funciones ejecutivas y del autocontrol debido a deficiencias en el intervalo de atención y el control de impulsos, acompañado o no de hiperactividad. Los síntomas deben estar presentes antes de los 7 años y provocar dificultades importantes en las actividades diarias en, por lo menos, dos ambientes. La edad de inicio anterior a los 7 años es muy importante, pues con frecuencia los niños y adolescentes expresan su malestar psíquico y social con conductas semejantes a las del TDAH. La presencia en dos o más ambientes también es destacable, pues si sólo se da en uno, las conductas pueden ser una reacción a estresores ambientales. (Alberto Espina/ Asunción Ortego)
En 1902 Still describió a niños «problemáticos» en los que aparecían conductas impulsivas y agresivas asociadas a la falta de atención, atribuyendo dichas con- ductas a defectos del control moral. Hohman (1922), Khan y Cohen (1934) al hallar dichos síntomas en niños que habían padecido lesiones o infecciones cerebrales, hablaron del síndrome de lesión cerebral humana. En 1962, Clements y Peters describieron la disfunción cerebral mínima caracterizada por hiperactividad, déficit de atención, bajo control de impulsos, agresividad, fracaso escolar y labili- dad emocional. La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en el DSM-II (1968) introduce el término Reacción hiperkinética de la infancia, haciendo especial hin- capié en la hiperactividad como síntoma ajeno a lesiones cerebrales. En 1970 Douglas señaló que la dificultad de mantener la atención y la impulsividad, asocia- das a una deficiente autorregulación, era la clave de estos trastornos. Basándose en sus afirmaciones la APA introduce en 1980 (DSM-III) el término déficit de aten- ción con y sin hiperactividad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone en 1992 el término Trastorno hipercinético (CIE-10). En el DSM-IV (1994) se intro- ducen tres subtipos, que se mantienen en la revisión del 2000.
El TDAH se conceptualiza como un trastorno del desarrollo de las funciones ejecutivas y del autocontrol debido a deficiencias en el intervalo de atención y el control de impulsos, acompañado o no de hiperactividad. Los síntomas deben estar presentes antes de los 7 años y provocar dificultades importantes en las actividades diarias en, por lo menos, dos ambientes. La edad de inicio anterior a los 7 años es muy importante, pues con frecuencia los niños y adolescentes expresan su malestar psíquico y social con conductas semejantes a las del TDAH. La presencia en dos o más ambientes también es destacable, pues si sólo se da en uno, las conductas pueden ser una reacción a estresores ambientales. (Alberto Espina/ Asunción Ortego)
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